Finales de Torres: Errores instructivos / Moscú 1925

Nelson

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«Casi nadie sabe jugar a la perfección los finales de torres» A. Alekhine, ex-Campeón Mundial.
Colaboración de Roberto Pagura / Revista Nuestro Círculo – Argentina

El director de Nuestro Círculo, Roberto Pagura (EPD) y Nelson Pinal en el Club Argentino de Ajedrez (año 2006)

Extractamos en esta nota los comentarios que Roberto G. Grau incluye en el capítulo “Los finales de torres y peones” de su Tratado General de Ajedrez. Los tres ejemplos, protagonizados por tres famosos maestros, pertenecen a partidas jugadas en el torneo de Moscú de 1925.

El Maestro Roberto Grau ofreciendo una Simultánea
   Ver: ¡Gracias Grau!
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Lasker, E – Levenfish, G
Moscú, 1925
En el torneo de Moscú de 1925 Lasker fue derrotado por Lövenfisch por haber omitido en un final de torres la jugada exacta que le habría permitido empatar el juego. El diagrama muestra la posición después de la jugada 48º de las negras.

Le correspondía así jugar a Lasker, quien se encuentra en una posición delicada. Tiene su rey entre los peones rivales, pero el peón base de f7 está bien defendido por la torre negra estratégicamente ubicada en a7. Su adversario posee un peón libre en la columna “a” apoyado desde atrás y además el rey negro está listo para cooperar con el avance. Es necesario, pues, apelar a procedimientos enérgicos para realizar algún plan antes que el peón de “a5” de las negras se torne más peligroso.

Lo único que podría brindar las blancas posibilidades de contrachances sería tratar de valorizarse peón “h4” o en su defecto agredir nuevamente en peón negro de “f7”, eje de toda la cadena negra de peones. Y de la unión de estos dos proyectos surge como única jugada posible 49.f5 que entrega un peón  pero crea al negro el dilema de tomar con el peón g6, que permitiría el avance inmediato del peón torre, o con el peón e6 que permitiría el avance del peón blanco a e6, para provocar que el peón f7 negro desaparezca de su situación actual y poder capturar el peón g6 negro, única pieza que se opone al peón torre blanco. Lasker concibe el plan, pero con una jugada de atraso, lo que le es fatal.

El final ofrece como error  fundamental la pérdida de un tiempo, factor decisivo en los finales de partida.

49.Rf6
La pérdida de tiempo. Lo justo era f5!
49….Rb5 50.Ta1 a4 51.f5 …¡tarde piaste!
51….exf5 52.e6 fxe6 53.Rxg6 f4
54.h5 f3 55.h6 e5 56.Te1
No sería bueno  Rf5 a causa de Th7
56…a3 57.Txe5+
No alcanzaría a empatar 57.h7 Txh7 58.Rxh7 e4  59.Txe4  f2 etc.
57….Rc4 58.Te1 a2 59.h7 Ta8 60.Rg7 f2
 61.Ta1 Rb3 62.Tf1 a1D+ 63.Txa1 Txa1 0-1

Lasker abandona ya que ni siquiera le queda el recurso de dar muchos jaques, pues si 64.h8=D seguiría 64…Tg1+ 65.Rf7 f1=D+ ganando fácilmente.

( 2 )

Lasker,E – Spielmann,R

Moscú, 1925
El final debe ganarse mediante el adelantamiento del peón “g” blanco, según Alekhine: 36.g5! Tb4 37.h5 gxh5 38.g6 Tb1 39.g7 Tg1 40.Rf6 h4 41.Txa3 h3 42.Ta2  seguido de Rf7, Rgg6 y Rh7 que gana fácilmente. Pero Lasker se precipita y juega…  
36.h5 gxh5 37.gxh5
 37…Tc1 ?
                                                         
Y en este momento Spielmann le devuelve la atención al ex campeón del mundo. Mediante una sutileza táctica notable, por cierto difícil de percibir aún para un jugador de primera categoría, la partida pudo haber sido tablas. Era necesario en este caso perder un tiempo para capturar el peón “h” blanco cuando se halle  en h6 para, simultáneamente apoyar los peones de la tercera línea. Por ejemplo: 37…. Tb4 38.h6 Tb3 39.Txa4 Th3 40.Rd6 Txh6 41.Tb4+ Rc8 41.Rxc6  e5+ y la partida habría sido tablas. En cambio, ahora las negras están completamente perdidas. Veamos:
38.Txa4 Th1 39.Rd6 Txh5
40.Tb4+ Rc8 41.Rxc6
Td5 42.Ta4 Rb8 43.Rb6 

 y las negras abandonaron

( 3 )

Rudolf Spielmann – José Raúl Capablanca

Moscú, 1925

También Capablanca se equivoca. Y  tenía razón Alekhine cuando afirmaba que casi nadie sabía  jugar a la perfección los finales de torres y peones lo demuestra el ejemplo que damos a continuación, también del torneo de Moscú de 1925.

En él, Capablanca, que jugaba con Spielmann, tenía una posición favorable por la acción de un peón libre en “c4”; pero el entonces el campeón del mundo se impresionó por la acción de un indefenso peón pasado de Spielmann, y sólo consiguió empatar. Fuerza es reconocer, sin embargo,  que el blanco jugó de magistral manera a partir de la jugada 73º de su rival.

El dilema de las negras, en la posición del diagrama, después de la jugada 73º de las blancas, es serio. Deben mover el rey  agredido por la torre y hay dos planes distintos. Si  va a “f5” deben desistir de contener el peón con el rey, para en cambio apoyar con esa pieza el peón de “c4” en su avance futuro. Si marcha a f7, han de contener el peón con el rey, pero no tendrán apoyo para el avance del peón propio. Capablanca escogió este último procedimiento, que es precisamente el que no basta para ganar. En cambo habría ganado con Rf5 de la siguiente manera:

73…Rf5 74.h6 Re4 75.Tg6 Tf8! 76.Txg4+ Rd3 77.Th4 c3 78.g4 c2 79.Th1 Th8 80.g5 Tg8! 81.h7 Txg5+ seguido de Tf5+ y Tf8.

Capablanca prefirió “atrapar al inocente peón torre del adversario” según el comentario de Alekhine, y la partida por esta causa fue tablas. Siguió así:

73….Rf7 74.Td6 Tf5 75.h6 Rg8 76.Td7 Rh8
 77.Rg1 c3 78.Tc7 Tf3
79.Rg2 Td3 80.Rf2 Tf3+ 81.Rg2 Te3
82.Rf2 Td3 83.Tc5 Rh7 84.Txd5 Rxh6
 85.Tc5 Rg6 86.Re2 Txg3
 87.Rf2 Th3 88.Rg2 Td3 89.Rh2 Rf6 90.Rg2 Re6
91.Rh2 Rd6 92.Rg2 Td2+ 93.Rg3 c2 94.Rh4 Tg2
 95.Rg5 Tg1 96.Txc2 Rd5 97.Rf4 Rxd4 98.Td2+ ½-½
Tablas
A través de los tres ejemplos que hemos visto, se observa lo difícil que es jugar bien estos finales cuando se trata de posiciones poco usuales o con formaciones de peones desiguales.

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