Ajedrez y corrupción

Nelson

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Vivimos tiempos de corrupción…una corrupción generalizada que envuelve tanto a entidades estatales como privadas. El conocido  Caso Odebrecht, que ha estremecido a más de 10 países de América Latina y África, es la máxima expresión de la putrefacción económica y moral existente en nuestros países y que ha tenido como protagonistas a conocidos empresarios, políticos y ex – presidentes  latinoamericanos.

El soborno, la prevaricación, el lavado de activos, el desvío de recursos, la sobrevaluación y el enriquecimiento ilícito, son los principales cargos formulados por los fiscales encargados de investigar la situación en cada país.

Pero el caso de corrupción globalizada de Odebrecht se extiende con otros actores y lugares dondequiera  que se “mueve dinero”. Y en América Latina el Ajedrez no escapa esta penosa realidad.

Conversando con unos amigos en un reciente evento celebrado en la hermosa ciudad de Guatemala, se mencionaron  “casos” donde la justicia ha tenido que realizar investigaciones en Federaciones ante denuncias de desvío de recursos y rumores de corrupción.

La corrupción del Ajedrez  en nuestros países es una garganta profunda que devora recursos que dejan de destinarse al progreso del juego y se expresa, no sólo en valor monetario, sino también en acciones ligadas a la moral. Si nocivo es el desvío de recursos que van a “otros gastos”,  es perjudicial también observar acciones de corruptela que limitan el acceso de los fondos que deberían asignarse a la realización de actividades propias del desarrollo del Juego Ciencia como simultáneas, eventos nacionales e internacionales, participación internacional, organizar cursos de arbitraje y de entrenamiento, etc..

Entre amigos nos preguntamos si acaso el clientelismo y el favoritismo no son elementos de corrupción moral que afectan el desarrollo sano del deporte. La conclusión fue, que si existen favoritos, seguramente hay marginados y cuando esto se hace norma, aunque no lo condene la justicia oficiosa, lo condena la conciencia colectiva de los jugadores.

Asimismo se manifestó que tanto afecta comprar votos el día de las elecciones como intercambiar votos por nombramientos,  puestos o compromisos. Comprar votos es un asunto financiero y moral, y el otro ejemplo es un asunto moral y ético. Ambos son dañinos y van en detrimento del prestigio del Juego Ciencia que la Historia se encargará de juzgar en su debido momento.

Se asume como normal en nuestro continente los casos de prevaricación,  donde se utiliza el cargo más bien para resolver problemas personales que para ejecutar políticas en pro del avance del Ajedrez de cada país. También se comentó de directivos que desde el cargo que ocupan ejecutan decisiones para favorecerse en lo personal o beneficiar a sus privilegiados o clientes para que le garanticen una lealtad interesada. Una práctica común según apreciamos en nuestro interesante debate.

¿Acaso no es corrupción cuando al final de un evento se retira la mitad de los jugadores y no se toman medidas para no “lastimar” a jugadores que puedan afectar el voto de la próxima elección? O cuando se elaboran listados de jugadores para recibir becas y  estipendios, etc.  y resulta que “no son todos los que están, ni están todos los que son”.

Uno de los amigos, un federativo de experiencia con buen criterio y muy responsable, nos dijo que corrupción es, tanto plasmar en los informes económicos un gasto no ejecutado o sobre valorar los gastos realizados,  como favorecer a jugadores para participar en determinados eventos en detrimento de otros ajedrecistas con mejores resultados y derechos.

¿Cómo llamar a la aceptación de permitir a un árbitro mal vestido o trabajar ebrio en un evento? ¿Corrupción moral? Alguien dijo que eso en un torneo… en Europa, ni pensarlo.

¿Y cómo nombrar la acción de entregar en la inauguración de un evento una refinada placa a un político en reconocimiento por su “gran apoyo al Ajedrez” (¿?)  y después apenas entregar trofeos de pésima calidad a los ganadores, si es que lo entregan en la clausura del Torneo? Además de loar, ¿cómo se llama esa acción en el lenguaje llano de nuestros países? Dar coba, guataquear, lambonear, camelar, barbear… ¿y eso no es corrupción moral y ética?

Casi al concluir la charla coincidimos que ya sea clientelismo, el favoritismo,la complicidad ante lo negativo, loar en busca de prebendas, brindar una mínima información económica o encubrimiento de la misma, todas estas acciones tienen un denominador común: la corrupción y que ésta mutila el desarrollo cualitativo y cuantitativo del Ajedrez en los países donde emerge.

Asimismo, finalmente concluimos que los casos de corrupción del Juego Ciencia en Latino América son situaciones que serán erradicadas a medida que lleguen a directivos personas con tradición ajedrecistica, que sientan por el Ajedrez, trabajen por su desarrollo y que no vean sus funciones federativas como un negocio para lucrar, conseguir prebendas y buscar beneficios para el y sus socios del momento.

 

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